Las Torres de Satélite, a casi 60 años de su creación, son un símbolo que identifica a Naucalpan, al Estado de México, e incluso han sido referente de nuestra ciudad en otras entidades.
Construidas en 1957 como la entrada de Ciudad Satélite, la moderna urbe se expone en las 600 hectáreas del Rancho Los Pirules –propiedad del ex presidente Miguel Alemán Valdés–, fueron inauguradas en marzo de 1958.
Originalmente el proyecto era de siete majestuosas torres, concluyendo en cinco edificaciones, su creador, Mathias Goeritz, las veía como la Mano de Dios que surgía de la Tierra y tocaba el cielo, según le comentó unos meses antes de morir a Marina Estévez, quien de 1989 a 1992 coordinó el proyecto de repintado de esta escultura.
La torre más alta mide 52 metros y la más baja 31 metros. La cromática original propuesta era pintarlas de diferentes tonos de naranja, pero Goeritz fue persuadido por los empresarios y constructores del fraccionamiento para que se pintaran de varios colores, eligiendo el blanco, amarillo y ocre.
En 1968 fueron pintadas de naranja y en 1992 se pintaran de amarillo, rojo, azul y dos blancas.
Las Torres de Satélite fueron diseñadas para apreciarse en movimiento. Quien viene de la Ciudad de México, puede ver cinco prismas triangulares; si viene del norte, ve cinco piezas rectangulares sin volumen, pero cuando uno pasa a lado, cambian de proporción, como si se hubieran alargado.
A lo largo de seis décadas, las cinco torres han sido valoradas y apreciadas por propios y extraños, se mantienen como un ícono para naucalpenses, mexiquenses, mexicanos e incluso extranjeros.
La historia de Ciudad Satélite
Debido al crecimiento de la Ciudad de México, a partir de la década de los 50 y a las políticas de desarrollo urbano del entonces regente Ernesto P. Uruchurtu (1952-1967), que limitaban el crecimiento de la ciudad en la zona centro, se dio pie a la creación de nuevos asentamientos en la periferia.
El diseño de Ciudad Satélite fue encomendado al Taller de Planificación y Urbanismo dirigido por el arquitecto Mario Pani Darqui (Ciudad de México, 1911-1993).
El proyecto de Pani tenía prevista una “puerta” de entrada, en el lado sur del asentamiento, y otra de salida, en el lado norte, esta última nunca se construyó.
Para señalar la entrada del nuevo desarrollo, encargó el proyecto de una plaza monumental a Luis Barragán quien invitó al escultor Mathias Goeritz y el pintor
José de Jesús Benjamín Buenaventura de los Reyes y Ferreira, mejor conocido como Chucho Reyes.
La restauración de 1989
Para 1989 las torres se encontraban deterioradas, descoloridas y grafiteadas, lo cual fue una excelente oportunidad para que una empresa multinacional de productos químicos, patrocinara el pintado de la escultura para promocionar en México un producto que había sido poco utilizado: pintura con base en polímeros yantigraffiti.
Para la ingeniera Marina Estevez Gallardo, Gerente de Desarrollo Tecnológico de UNIVAR de México S.A de C.V, la remodelación de las Torres de Satélite fue un proyecto entrañable en el que pudo tratar personalmente con Mathias Goeritz.
“Me comentó en una ocasión que para él las Torres de Satélite eran la Mano de Dios que surgía de la Tierra y tocaba el cielo”.
Este conjunto escultórico ha servido a los naucalpenses como escenario en diferentes ocasiones, tal es el grado de identidad y pertenencia que en su explanada, la población han podido manifestar la emoción y alegría de triunfos deportivos, preferencias políticas e incluso la solidaridad con diferentes causas sociales como marchas por la paz.
Claudia Ballesteros