Afirma la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Patricia Valladares de la Cruz, en entrevista para Reporte Mexiquense.
VALLE DE MÉXICO.- La reconocida psicoterapeuta del Programa Interdisciplinario de Apoyo a Victimas, (PIAV) de la Facultad de Iztacala (UNAM), opina sobre la inaceptable “normalización de la barbarie” por la narcoguerra del gobierno federal, como enfrentarla y contrarrestarla desde el seno de nuestro hogar.
REPORTE MEXIQUENSE: Se habla que la sociedad mexicana tiene una anomia, una hipertrofia, otros mencionan que están ¡hasta la madre! ¿Cómo afecta a la sociedad mexicana la violencia actual en las calles a sus emociones a su vida?
PATRICIA VALLADARES: Yo creo que en primer lugar tenemos que reconocer que nos estamos enfrentando a una forma de violencia que no conocíamos tan crudamente y tiene que ver con muchas cosas, tiene que ver con la irrupción del narcotráfico de manera desatada y la incapacidad del gobierno para hacer frente de manera inteligente al narcotráfico, que es un asunto complejo.
Por un lado está la incapacidad del gobierno, del estado para enfrentar este asunto de los narcotraficantes, que tienen otro tipo de reglas, que se juntan con los problemas del tejido social y que tienen que ver con la pobreza.
Lo que vemos que pasa en Tamaulipas, en los estados del norte, es que hay un campo de cultivo muy importante en comunidades donde no tienen empleo, esperanza de futuro, donde no hay estado de derecho, donde no hay ley, entonces los narcotraficantes que imponen su ley y cambian el orden moral de las cosas, porque éstas personas que no tienen nada, encuentran que pueden tener acceso al bienestar a través de matar.
Ante este estado caótico social, el problema es que se ha encontrado que matar es una forma de hacerse de recursos y eso trastoca el orden moral, ético de una sociedad.
RP: ¿Se subvierte el orden moral?PV: Sí se subvierte el orden moral de la sociedad, entonces por un lado, lo que se inicia con un gobierno ineficiente y con las bandas de narcotráfico, que lo que les importa es hacer negocio, esa es su razón de ser.
Está imposición de nuevas reglas, lo que trastoca es el orden moral de los ciudadanos y en donde literalmente llegas a ala conclusión que la vida de una persona solo vale tres mil pesos.
RM: ¿Estos cuadros de horror de que manera afectan al núcleo familiar, al individuo, las mujeres, los niños?
PV: Esta guerra no declarada en la que nos metió el gobierno federal, lo que nunca pensó, es el ejercicio de la violencia extrema, que tenia que ver con la ciudadanía, lo que se ha traducido es un espectáculo de horror donde todas las personas, niños, niñas, mujeres, todos, estamos sujetos todo el tiempo a mirar estas escenas terribles de violencia.
RM: -El lenguaje de los niños ya maneja estos términos, y otros más, sicarios, narcotráfico, narcomenudeo.
PV: Sí y se pervierte el orden moral de la sociedad y el problema más grave de eso es, que la violencia se normalice como una forma de resolver los problemas, entonces sino dejamos de escandalizarlos por los descabezados, va a llegar un momento en que los niños, nosotros mismos digamos no importa fueron quince en tal lugar.
RM: No debemos entender que esto sea la normalidad.
PV: No debemos de normalizar la barbarie, ese es el meollo del asunto, porque en la medida de que lo normalicemos, somos parte del problema.
RM: ¿Cómo no arredrarse, ser fuerte, forjarse una armadura?
PV: Hay muchas medidas de acción: la primera es la ciudadanía, los gobernantes son responsables, de garantizar seguridad para sus ciudadanos, si la estrategia que están utilizando no es la adecuada tienen que buscar otra estrategia, esa es su obligación, no podemos dejar que sigan siendo ineficientes, es la raíz del problema.
Lo que nos compete a los ciudadanos es denunciar, porque todos sabemos, de hechos que tienen que ver con el narcotráfico, narcomenudeo, lavado de dinero.
Otra acción es que tenemos que recuperar las calles, las calles son nuestras, si nosotros nos encerramos a morirnos de miedo, entonces queda el terreno libre para los narcotraficantes y los malos policías, porque entonces cumplen con el cometido del terror que es encerrarnos.
RM: ¿Dejar el miedo?
PV: Lo que tenemos que hacer es salir, retomar las calles, los lugares, por eso es importante denunciar, las redes ciudadanas, ahí uno no se pone en riesgo a lo tonto, pero la gente tiene que recuperar ir a los restoranes, hacer lo que es necesario para que no se adueñen de los lugares, sobreponernos al miedo.
Y la otra tenemos que insistir todos los días que la violencia no es la manera de resolver los problemas y para eso debemos estar hablando todo el tiempo con los niños, criticando las noticias, y ver como el asunto de la violencia del narco, pasa por la violencia que es más obvia, la del bullyng, de los juegos de asesinatos.
Hay que tratar de analizar cual es la ficción y cual es la realidad, es lo mismo.
RM: Es necesario promover programas talleres encaminados a hablar de la violencia.
PV: Lo que nadie se detiene a preguntar es a los niños que piensan cuando ven un descabezado en el puesto de periódicos, porque a nosotros nos da tanto terror que no les preguntamos, tenemos que romper el velo y decir, lo estamos la pasando mal, ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Pero la respuesta no es encerrarnos, sino salir a exigir nuestros derechos.