El Barrancas se subió al Rambler, vámonos preciosa, que la noche es larga y es de los amantes, y ya forjaba un cigarrillo de guerra en hoja de maíz y fumando luego en un santiamén aguantaba un tren de humo, ¡ayay órale cálmate Jaime Sabines le respondió la Josefa, quien ya se había sorbido las Viña Real de Durazno, sí que traía sed, las de uva guárdame una hija del desierto rojo de Durango, resopló el Jhony .
Necesitamos más parque diagnosticó el ángel al volante y se arrancó a la avenida donde cuando menos se lo esperaban había una fila de patrullas, como un operativo policiaco, algo muy raro en la ciudad amurallada donde cero muertitos, cero robos, era como si buscaran al Chapito, pero lo que estaba instalado era el chupimetro ¡no chupes si manejas! y ya se echaba la Josefa de reserva, sabía que ni yendo a bailar Chalma, dar de vueltas al ahuehuete la libraría, las Viñas de uva la mandarían a la crujía, cuando del altoparlante de una unidad con torrera le requería: ese Rambler acercase para acá…
Que hacemos Barrancas, calmantes montes alicantes pintos, diles que este es un Ford Sustang ja, no os preocupéis respondió el soldado-fumador, quien ya sacaba sus chiclets Adams de yerbabuena, chingate unos de estos, con estos nos la Pérez prado los matutes, empezaron a remascar aquellos en fa y luego ya sacaba unos Bombiux para a hacer unos globos de aquellos mientras siguieron adelante haciéndose los locos.
Cuando de repente un relámpago estruendoso dejo sordos al personal, uno de esos rayos apocalípticos que cimbran a cualquier mortal, y el Barrancas empezo a susurrar unas ondas como si estuviera bien persa, que la Josefa pensó que el material que se había chutado era de mala calidad, ya ves por fumar de la fumigada. ! Ya te perdimos no manches tu traje de marrón y luego ahorita tsss!
No interrumpas prenda amada le estoy pidiendo un paro martillo, unas bendiciones a los “hombres de la lluvia” a mi padrino don Chema, una paisano que me ha hechos varias valonas, “Padre nuestro que estas en el cielo santificado sea tu nombre…. porque tuyo es el reino tuyo el poder así sea”…. ¡Qué se abra la tierra! Gritando como poseído terminó el Barrancas. Y que de nuevo retiembla en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón como si nos amenazaran los marines y hay te va la nuestra TTRRRRRRRRRROOOOOOOMMPPPPPPPPKKKRRAAAAMMMMMYAYAAAApppp, que hizo saltar a la Josefa, no empieces con tus brujerías. Nada, nada solo es el otro conocimiento de los antecesores, de los viejos que aquí rifaban, los chamanes reinux, cuando que empiezan a caer unos rocazos en el toldo que cancelaron casi el dialogo. Eran unos granizazos de aquellos, que hiceron correr a los uniformados de a pie que ya venían a basculear lo móndrigos a los amigos de la vida y amantes de la noche…
Sin querer queriendo, abrieron la circulación ante el inaudito ventarrón, que resoplaba con furia jarocha y que hacia crujir los ramales de grandes eucaliptos de la avenida que se combinaban con más truenos que parecía como si se fuera abrir la tierra….!Métele pata y vámonos Riky Martín! Decía desesperadón el Juan, a la que sigue, da vuelta para despistar al enemigo y ve bordeando veredas porque me muero, iba dirigiendo a la conductora el Barrancas, que circulaba por una callejuela oscura en lo que era una especie de montículo, ya estamos por el Terremoto dijo, ahora da vuelta para la derecha y ya estaban en la pirámide de la Ciudad amurallada a donde se aparcaron mientras el temporal se calmaba…
El Juan empezo a hurgar de su chamarra de mezclilla, sus bolsas secretas y saco milagrosamente una botellita de Anís del Mico, ¡santos chamanes apenas para el clima! y las almas perdidas de Tláloc se enchufaron unos tragos, mientras el Barrancas se acercó a la Josefa para que no tuviera frío ¡calmado Barrancas que las margaritas no se hiceron para los kuinos! Enfríese no se me acelere… Pues ya que resongó y mejor que empieza a manipular el estero de la ranfla y que sale aquella que canta el Flaco de Úbeda: “Fue en un pueblo con mar/Una noche después de un concierto/Tú reinabas detrás/De la barra del único bar que vimos abierto/”Cántame una canción/Al oído y te pongo un cubata”/”Con una condición/Que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata”/Loco por conocer/Los secretos de su dormitorio/Esa noche canté/Al piano del amanecer todo mi repertorio/Los clientes del bar/Uno a uno se fueron marchando/Tú saliste a cerrar/Yo me dije “Cuidado, chaval, te estas enamorando”/Luego todo pasó/De repente, su dedo en mi espalda/Dibujo un corazón/Y mi mano le correspondió debajo de tu falda Caminito al hostal/Nos besamos en cada farola/Era un pueblo con mar/Yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola/Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una/Y las dos y las tres…”
Y que se quedan jetones mientras ya la calma invadía la calle y en lo alto del montículo y observatorio cosmogónico del Tlatoani Xólotl hacia el infinito, cintilantes estrellas se desparramaban como hacía muchos lustros no se veía, pero esa es otra historia…