La renuncia de Germán Martínez Cázares a la dirección general del IMSS es la primera crisis en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Y es un saltimbanqui, convenenciero, que se acomoda, pero las ocho cuartillas de su carta no tienen desperdicio.
Es lo que viven el IMSS y el país.
Confirma las diferencias y las fracturas entre los miembros de la Cuarta Transformación (4T) y cómo son vistos y qué consecuencias tienen los recortes obsesivos, excesivos y sin planeación que han provocado desempleo, caída de la actividad financiera y económica e incertidumbre al interior y al exterior.
Es una crítica a Carlos Urzúa Macías, secretario de Hacienda y Crédito Público y soldado de Andrés Manuel López Obrador.
El Muchacho Pendenciero –Beatriz Paredes dixit– es un alacrán que ataca por condición natural –nadie le cree que haya abandonado sus principios conservadores y neoliberales–, pero su texto es, aunque doloroso para los fieles del nuevo gobierno, una realidad indiscutible.
El IMSS sobrevive con respirador artificial.
Como muchas cosas en el gobierno. Y no de este sexenio.
En el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, al que Martínez Cázares sirvió ciegamente, estaba al borde de la quiebra real, no sólo virtual.
Y con ajustes, renegociación de deuda y un nuevo contrato menos ventajoso para los trabajadores y el sindicato, además del uso de las reservas, se consiguió salvarlo.
Cualquiera que se haya tratado ahí, conoce las carencias de un instituto y sistema orgullo de México por su espíritu netamente social y en el que los médicos, enfermeras, enfermeros, administrativos y hasta afanadores se esfuerzan diariamente por continuar atendiendo a los millones de afiliados.
Tal como sucede con Petróleos Mexicanos (Pemex), que fue explotado hasta secarle, el IMSS apenas sobrevive.
Germán Martínez, insisto, no miente.
Es una veleta. Cuando asumió el cargo ciertamente habló de una cirugía mayor, pero negó agonía. Hoy, acaso por la frustración y la ira, pinta un cuadro dramático –cierto, absolutamente– del Seguro Social.
Cinco meses y 21 días después de llegar al IMSS, lo deja.
Y así se fue del PAN, al que dirigió en el gobierno de Calderón, donde sufrió una paliza en la intermedia de 2009, cuando el PRI bajo el mando de Beatriz Paredes comenzaba a enviar señales de que volvería, para desgracia de todos, en la presidencial de 2012 con Enrique Peña Nieto.
La situación en el IMSS es una muestra de cómo está el país.
Las ventas van a la baja, el desempleo se ha disparado, la inversión pública y privada está detenida y el futuro es incierto.
México quería un cambio, sin duda. Los 78 años de gobiernos del PRI y los 12 del PAN hartaron a los mexicanos y los 30.1 millones de votos que recibió Andrés Manuel el 1 de julio de 2018 así lo confirman.
Pero no así. No de un extremo a otro.
Del dispendio, de la corrupción, del gobierno rico y pueblo pobre, al recorte, a la austeridá republicana y hasta pobreza franciscana, pero sin pensar, paradójicamente, en los más necesitados, en los más pobres, que, en teoría, deberían ser prioridad para un gobierno presuntamente de izquierda.
Regalar dinero masivamente no es la solución.
Y lo dicen los expertos, los empresarios, los economistas, los administradores, no yo.
Recortar hasta el extremo de no comprar medicamentos o de suspender tratamientos en los hospitales del sector público no es ni de un gobierno social ni de una 4T que presume como principio “primero los pobres”.
Despedir trabajadores sin un análisis, por el simple hecho de que otros eran aviadores es, además de irracional, injusto. Y así sucedió en el SAT, y así ha sucedió en el mismo IMSS, como revela el texto.
Martínez Cázares acusa a “algunos funcionarios” de la Secretaría Hacienda de tener una injerencia perniciosa en el IMSS y de poner en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social.
– El Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el “cargo” que el “encargo”.
En el IMSS no se desobedece al Presidente. Sólo creo que el eje de su reforma deben ser las personas que se atienden en el IMSS, y no los funcionarios que trabajan en el IMSS, dice.
-Como el presidente mismo dijo: no seré un florero en el IMSS, añade.
Y continúa:
-Mientras se discute la remodelación del IMSS, muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, –en 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores–, los contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse, las compras de equipamiento paradas, las reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo.
Controlar en exceso esos recursos, que son de trabajadores y empresarios, sin racionalidad y sin apego a las normas del IMSS, puede acabar con esa dinámica de solidaridad social propia del Instituto.
Para el morenista de corazón panista, el IMSS requiere una gran reforma legal y no una pequeña reforma reglamentaria, e insiste en que “algunos funcionarios de Hacienda” intentan una remodelación cosmética del IMSS, para colocar funcionarios administrativos en los Estados desde Hacienda y anular a los Delegados que este Consejo Técnico aprobó.
El panista por tres décadas, pasó de ser defensor a ultranza de Felipe Calderón Hinojosa a político social y humanista, soldado de Andrés Manuel, y volverá al Senado.
Ahí vivirá del erario cinco años y medio.
Pedro Haces, sustituto que asumió cuando se fue al IMSS, volverá a la oscuridad.
Y aunque Andrés Manuel lo minimice, en su equipo hay una crisis, común en cualquier conjunto social. Es el desgaste natural, pero no por ello menos grave.
Urzúa contra Ebrard
El pleito Germán-Urzúa no es el único.
En la presentación del segundo plan de contingencia para rescatar Pemex, cuando se anunció el refinanciamiento de 2 mil 500 millones de dólares y el crédito “por si las moscas” de 5 mil 500, el secretario de Hacienda estaba molesto, mal encarado.
Y todo porque fue Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, quien gestionó el billete a petición de Andrés Manuel, cuando le correspondía a él.
Y ese sí es el gabinete legal.
Y Ebrard es presidenciable, sin duda.
No hay estudios en Dos Bocas
Si alguien ha estado pendiente de la propuesta de construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, es la diputada tabasqueña Soraya Pérez Munguía, a quien el Comité de Transparencia de Pemex confirmó que no existen estudios técnicos, de impacto ambiental, de mecánica de suelos, jurídicos ni de calidad del agua. Y es, junto al Tren Maya, la obra clave de Andrés Manuel.
No plástico
Teresa Ramos Arreola, coordinadora de los diputados del PVEM en el Congreso de la CDMX, tiene estrellita en la frente.
Con buena operación y cabildeo consiguió la aprobación de la prohibición del uso de plásticos de un solo uso en la CDMX.
Ahora sí hubo congruencia: el objetivo es cuidad el medio ambiente.
Vámonos: Vaya poniendo sus barbas a remojar si tiene un auto 2010 o anterior. Lo alcanzará el Hoy no Circula.
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