ESTADOS UNIDOS, Méx.- El médico Larry Nassar fue sentenciado a 175 años de prisión, tras ser encontrado culpable de haber abusado sexualmente a más de 160 adolescentes y niñas, en uno de los mayores escándalos de su tipo y cuyas ramificaciones continúan y se han extendido más allá del ámbito judicial.
“Acabo de firmar su sentencia de muerte”, le dijo la juez Rosemarie Aquilina a Nassar, de 54 años, al darle a conocer su sentencia en una sala repleta de víctimas y familiares.
Nassar, quien fue parte del equipo médico del conjunto de gimnasia de Estados Unidos y trabajó en el departamento deportivo de la Universidad de Michigan, habló antes de su sentencia y se disculpó con algunas víctimas presentes en el juicio.
“Sé que mis sentimientos palidecen frente a lo que he hecho”, dijo el médico, quien se declaró culpable de siete cargos de conducta inapropiada sexual agravada, como parte de un acuerdo con la fiscalía.
Poco antes, Matthew Newburg, uno de los abogados defensores, dio a conocer a la juez Aquilina que tanto él como el parte de su equipo legal han sido objeto de amenazas de muerte como resultado de su trabajo.
Durante su extenso prologo, antes de dictar sentencia, Aquilina afirmó que está de acuerdo con la necesidad de realizar una extensa investigación con el fin de determinar las causas por las cuales los abusos pudieron prolongarse durante tanto años.
Antes de su sentencia, y durante siete días, Nassar fue confrontado por 156 de sus víctimas que decidieron hablar de manera pública sobre el impacto que tuvieron en sus vidas los abusos a los que fueron sometidas durante años por el galeno.
Una de ellas, Aly Raisman, quien ganó medalla de oro en los juegos olímpicos de Río de Janeiro 2016, declaró que “tenemos nuestras voces, y no vamos a ir a ninguna parte”, reconociendo el coraje de otras víctimas que testificaron, y a quienes llamó “un ejército de sobrevivientes”.
Algunos de los abusos ocurrieron cuando Nassar sometió a reconocimiento médico a niñas y adolescentes en su consultorio y con los padres presentes, pudiendo hacerlo al colocar una sábana sobre su víctimas para ocultar los movimientos de sus manos, o bloqueando con su cuerpo la vista de éstos.