¡Qué casualidad! Justo un día antes de que se cumplieran diez años de la fuga de Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo Guzmán, el gobierno federal captura y presenta como en un circo a José Jorge Balderas Garza, El JJ, presunto agresor de Salvador Cabañas en el baño del Bar Bar.
“En política la forma es fondo” decía el desaparecido priísta Jesús Reyes Heroles, y todo parece indicar que al hoy famoso narcomenudista lo tenían ubicado desde hace tiempo y sólo esperaban el momento de utilizarlo como distracción.
En absoluto y claro español, al JJ lo utilizaron para desviar la atención de los medios y que se le diera mayor difusión que a la década de impunidad en la que el jefe del cártel de Sinaloa se ha movido de aquí para allá con absoluta libertad, aunque el gobierno federal diga que no es protegido y que también ha recibido golpes importantes.
¡Qué manera de exhibir a Balderas Garza mediante un espectáculo montado ex profeso! Ya quisieran algunos cantantes y actores tener un jefe de prensa tan eficaz que les diera esa difusión y al momento!
¿Acaso es legal que un “peligroso” delincuente sea interrogado por la prensa antes de haber comenzado el proceso?
Porque en el caso de Edgar Valdez Villarreal La Barbie, la situación fue distinta, aunque el resultado el mismo: el interrogatorio realizado en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y el video sólo filtrado a los medios.
Y entre los puntos que llaman la atención en este montaje mediático es la declaración del grandulón sinaloense –1.90 metros, según la ficha-, quien aseguró en una de las dos entrevistas televisivas que los policías “sólo tocaron, se les abrió la puerta, se les dejó pasar y ya”.
Eduardo Pequeño García, jefe de la división Antidrogas de la Policía Federal, dijo en la conferencia de prensa previa, que la captura fue producto del trabajo de inteligencia e investigación a raíz de la detención de José Francisco Barreto, El Contador, y de La Barbie.
“De acuerdo al dispositivo que tuvimos en la zona, lo vimos en movimiento en la zona y procedimos a su detención.
Se generaron líneas de investigación y así pudimos dar con él”, añadió.
Y El JJ apuntó sobre su aprehensión: “Ni crean que fue la buena investigación, fue un chismoso”. Y al otro día, Facundo Rosas, comisionado general de la Policía Federal, indignado, salió a negarlo y a asegurar que fue una larga indagatoria, con personal joven y derivado de las capturas señaladas así como la de Gerardo Alvarez Vázquez, El Indio.
Sinceramente, ¿cree usted que el célebre JJ haya podido esconderse en Cuajimalpa, Distrito Federal; en Atizapán, Estado de México, y en Bosque de las Lomas, Huixquilucan, Estado de México, casi un año sin protección de la policía?
Aunque Balderas Garza dijo que no salía, aceptó que a veces lo hacía “con una gorra y lentes”. Vecinos dicen que salía al volante de su jaguar, acompañado por su novia, la modelo colombiana Juliana Sossa Toro.
Algo extraño hay en el caso, seguro.
NUESTRO FALLO NO MATO A NADIE
Vaya cinismo y tontería de los tres jueces que declararon inocente a Sergio Barraza Bocanegra, presunto asesino de Rubí Frayre, al asegurar el pasado lunes en el inicio de una semana de gira mediática: “Nuestro falló no mató a nadie”.
Sin pretender hacerle al jurista y sin meterme en cuestiones legaloides, argumentadas, porque esa es su profesión, por los magistrados, surgen varias preguntas:
¿Por qué, si es que el acusado no había confesado su culpabilidad ante el Ministerio Público y en presencia de su defensa, el fiscal no se lo preguntó durante el juicio?
¿Por qué la defensa del acusado solicitó a los jueces una pena menor, si éste es inocente?
¿Por qué habría de pedir perdón a la señora Marisela Escobedo, madre de Rubí, si no la hubiese matado?
¿Por qué un testigo en el proceso asegura que Barraza le confesó haberla matado de un tiro y haberle pedido ayuda para deshacerse del cuerpo?
El hubiera no existe y ciertamente –citando a un clásico-, así es.
Pero señores jueces, si ustedes no hubieran declarado inocente a Barraza, la señora Escobedo no se hubiera manifestado en las afueras del palacio de gobierno de Chihuahua y no hubiera sido asesinada.
¿O no? Es cuestión de sentido común. Sí, ya sé que por ahí habrá quien diga este cuate –yo- está loco, por los hubieras, porque “si no hubieran matado a Rubí, no hubiera existido el juicio” Y así nos iríamos al infinito, pero en concreto, en lo que se refiere a los asesinatos de madre e hija, está claro que no hubo el mínimo sentido común, por más que citen el código y la reforma penal de Chihuahua.
Y GUERRERO ARDE
Entre acusaciones, filtraciones de llamadas, despensas que llegan de estados priístas y todo tipo de golpes bajos, arañazos y piquetes de ojos se llevarán a cabo este fin de semana los cierres de campaña en Guerrero, donde el próximo domingo 30 de enero se elegirá al sucesor de Zeferino Torreblanca, gobernador arropado por el PRD.
Después del debate del martes pasado, en el que el priísta Manuel Añorve acusó al priísta-perredista, Angel Heladio Aguirre Rivero, de que durante su interinato como gobernador –sucedió a Rubén Figueroa Alcocer-, de 1996 a 1999 hubo más de 200 recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos estatal, el organismo lo negó e informó que sólo fueron cuatro.
Después de la filtración de la llamada con la senadora perredista, Claudia Corichi, hija de Amalia García, ex gobernadora de Zacatecas, en la que ésta ofrece a Aguirre apoyo y hasta unos “pinches locos” para las elecciones, Añorve pidió ayer que se aclare a qué se refiere.
El cierre será caliente, caliente, como es Guerrero.