Las cruces amontonadas entre la niebla en la lomita de lo que dicen esta una pirámide en la ciudad amurallada de la Gran Tenayucan, daban un sensación de melancolía, de tristeza de la buena, aquí era donde descansaban los restos de los seres queridos, pensaba el Juan Barrancas, pero se ve que ni se acuerdan de nadie, ni el sepulturero había aparecido desde la tarde anterior, en que el desquiciado Juanito fue a visitar las tumbas de sus abuelas, las dos raíces que le habían dado la simiente para rodar por este mundo. Estaban cerquitas, tan solo a unas cuantas tumbas, Lucecita en seis andadores anteriores, a Emilita, para ubicar el paisaje mortuorio que le gustaba de sobremanera al vago de la familia. En aquel lugar había un remanso de paz, que le prodigaba tranquilidad, un poco de serenidad a su desgobernada vida, además allí nadie lo molestaba, ni le decía que se pusiera a hacer algo de provecho, ni se le quedaba mirando como animal raro cuando estaba perdiendo el tiempo tirado en la esquina deteniendo las paredes, vigilando la calle, que ni fuera a desaparecer o moverse en un momento imprevisto.
Además tranquilamente se fumaba sus cigarrillos de mota, los chocos, como le decían por aquel barrio a los policías no hacían el rondín por esos lugares olvidados de Dios, sin importunar a nadie, ni violentar a los peatones, niños, ancianos, o jefas de familia, con aquel olor apestoso que inquietaba el estado olfativo de la gente normal, como decía la sabiduría popular “vicios privados, virtudes públicas”. De repente le daba escozor y se acalambraba cuando se tomaba su Anís del Mono, y de repente escuchaba voces, ruidos, ya al pardear la tarde, y su sombría mente empezaba a alucinar, que a lo mejor los muertitos quieren darse una fumadita, o un trago con eso de los fríos que estaban de carajo y entonces se ponía a cantar aquellos blues del maestro José Alfredo Jiménez, “… No vale nada la vida/ la vida no vale nada/ comienza siempre llorando/ y así llorando se acaba/ por eso es que en este mundo la vida no vale nada… y también del cancionero Picot cuando la herida de amores traicioneros, se removían y sangraban la herida, aunque fuera unas gotas rojas espesas, cerrando sus ojos de apipisca, salía de su ronco pecho, aquella de “… sombras nada mas entre tu vida y mi vida/ sombras nada mas entre tu a mi a mi amor… ayy dolor ya me volviste a dar, con el inolvidable Javier Solís…. Se recargó en aquel frondoso y pobre leña de pirul, que no sirves para arder nomás para hacerme llorar… cuando la de espesura del cielo terrenal, de aquel lugar apareció un guerrero neochichimeca, que le hizo abrir sus ojitos, iba casi semidesnudo con un tabarrabos, unos torcales de oro y semillas de aquellos de las historias precolombinas y un penacho con plumas multicolores y casi descalzo, se desplazaba levitando, y todo su cuerpo irradiaba una luz azul de Veracruz, que maravilló al Johny, quien se sorprendió cuando la aparición le dijo ¿Cómo estas mi estimado Barrancas, qué dice la buena vida? ¿Qué paso mi tlatoani?- atinó a responder aquel neochichimeca. Te conozco verdad como que te doy linea, el maestro Coranguez, me ha hablado de tu persona, te doy mis respetos Gran Xólotl, ya te habías tardado, hace cuatro lunas que me dijeron que te ibas a dar el rol por este valle de lágrimas, ¿qué dice el Mictlan, igual que acá verdad? por ahora con el señor Jelipe Matanzas que desato la guerra contra la oscuridad, allá debe ser un campamento de verano. Ya veo que fumaste de la que tumbo el cabello a Miguel Hidalgo, Padre de la Patria, no eres tan palurdo, eres leído y escribido mi Juanito, haz sido elegido por Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, para varias misiones en el mundo de los zombis vivientes y la primera es que tienes que desenmascarar al que le dicen el Inquilino de los Pinos, le tienes que dar la ayuda y pasar un mensaje, porque corre salvajemente para integrarse a un grupo de AA, te explicó. Juanito tienen por todos los medios decirle que esas lagunas mentales que últimamente lo están poniendo en ridículo, le están dando por una alergia de la cual tu también estas enfermito, no es posible que tanto wiski y coñac lo estén volviendo olvidadizo y más que furibundo, primero declara la guerra contra los envenenadores públicos, que aquí conocen como narcos y luego diga que el nunca lo dijo cuando siempre ha estado de hocicón como el 5 de diciembre de 2006 que muy desafiante cantó “Trabajaremos para ganar la guerra contra la delincuencia” y otra perla del 12 de septiembre cuando más desafiante escupió que “en esta guerra contra los enemigos de México no habrá tregua” has capeado mi apreciado hijo de la reina Xochilt, diosa del tlachicotón, yeaaa simón templan, que me sabes algo o me hablas al tanteo, respondió Barracas, al tiempo que el Gran Tlatoani, prosiguió, le tiene que decir que va ver Juntas de Información próximamente en el barrio y que esta cordialmente invitado y que si toma no maneje … pero el país. Escucho y obedezco Xólotl de mi corazón y cual es la otra misión, bueno esa tiene que ver con la tumba de un gran estadista neochichimeca, pero esa luego te la explico detenidamente porque es otra historia….