Cruzando umbrales, oyendo voces en un mundo de cabeza
El Juan Barrancas comenzó el descenso del cerro del Tenayo donde para su mala suerte se quedó jetón cerca de un hormiguero y lo piquetearon el rostro, estaba irreconocible, para aliviar sus males iba caminando para la ciudad amurallada a ver que jais, cuando lo vieron unas señoras que se santiguaron y soltaron un grito…