La oposición dio un paso al frente. Lo malo es que era el paso que faltaba para caer en el abismo. Carentes de ideas, de liderazgos, de visión de país han sumado a otro jinete a su apocalipsis: la flojera. Dejaron pasar la elección del Poder Judicial bajo todo tipo de pretextos para no trabajar. La comodidad del partido, del cargo de eleción ganado por la vía plurinominal y del beneficio de ocupar un cargo bien remunerado al interior de sus respectivos partidos, los pone en un lugar de privilegio para derrochar holgazanería.
Peor aún, en las elecciones locales de Durango y Veracruz tuvieron una oportunidad de diseñar y poner en marcha estrategias innovadoras para la competencia, pero el modelo siguió siendo el mismo. Ganaron algunos municipios al partido de todos sus odios y sinsabores, Morena, pero su narrativa se centró en decir que esos triunfos eran más un fracaso del partido de la presidenta, Claudia Sheinbaum, y de su gobierno, no un éxito de ellos.
En la elección del Poder Judicial siguieron pidiendo a gritos un mayor intervencionismo del gobierno del presidente Donald Trump para echarla abajo. Su escasa argumentación apuntó solo a la descalificación para decir que no sirve, que va a afectar al Estado de derecho cuando saben de sobra que nunca ha funcionado; al menos, cuando ellos tuvieron la conducción de ese poder. Lo usaron como quisieron, lo corrompieron en extremos criticables, pero todo fue tolerado, porque los beneficiarios de esas reglas de operación eran ellos, sus promotores y camarillas.
Cuando la familia feliz controlaba las elecciones, el diseño de las leyes y de los órganos electorales entonces exisitía democracia, cuando el pueblo vota es populismo. La elección del domingo 1 de junio de 2025 fue un acontecimiento histórico en nuestro país y en las democracias del mundo. Lo extraordinario es que esto ocurre cuando en la academia y en la teoria no existen respuestas para explicar lo que pasa en la comunidad internacional. La ciencia política no puede explicar lo que ocurre en la política, la teoría económica no sabe qué pasa en la economía y la sociología no sabe qué pasa en la sociedad.
Para ellos, el movimiento de la 4T está acabando con el Poder Judicial. No alcanzan a entender que estamos viviendo internacionalmente cambios que no habían ocurrido en tres o cuatro siglos. En México, al menos, estamos atestiguando cambios que no habían sucedido en los últimos cien años. Abatir la desigualdad es el propósito central de impulsar las reformas económicas y políticas en el país. Por primera vez en su historia, México tiene la oportunidad de transformar su realidad a partir de fenómenos sociales generados a su interior y no condicionado o limitado por agentes externos, como lo ha sido la política exterior de los Estados Unidos.
Llamaron a no votar, marcharon para evitarlo, acudieron a todo tipo de acciones torsiendo la ley; hicieron una alianza perversa con la presidenta de la Suprema Corte, construyeron un discurso en contra de la elección y con todo eso no lograron detener el ejecicio democrático de votar por los ministros, magistrados y jueces. La güeva los llevó a “echarse a la hamaca”, para simplemente esperar el día de la jornada electoral, sacar sus hojas polvorientas con las frases de siempre y repetir que México es una dictadura, que vamos hacia Venezuela, que no hay libertad de expresión y cosas del discurso holgazán. Total, mientras no cambien la ley electoral seguirán recibiendo dinero público para sus partidos y curules plurinominales.
Son y seguirán siendo un movimiento sin causa y pura verborrea