Si, son muchos muertos. Más de 15 mil en el año 2010. Es una realidad de terror que contrasta con las buenas maneras de los políticos para decir que México va bien gracias a sus buenos oficios. Tratan de vender -en cada discurso o declaración de banqueta- que es lamentable lo que está pasando en el país, pero que iría peor sin su atinada intervención. Como siempre, el culpable favorito es el Gobierno Federal, el Jefe del Ejecutivo y la estrategia que, según los críticos está equivocada. Lo lamentable es que algunos comentaristas, locutores de programas de radio y de televisión asumen las declaraciones en el mismo sentido de los políticos, que ven en el desgaste de la lucha contra crimen organizado, la oportunidad de vencer al partido en el gobierno, tanto en elecciones locales como el proyecto llamado 2012.
Ganar elecciones es la prioridad nacional de nuestra clase política. La coyuntura es lo que guía y domina la agenda nacional. Es lamentable que esa actitud sea el mayor compromiso que los partidos políticos tengan hacia México. Es penoso que se apueste al error del otro para magnificarlo con el propósito de obtener mayor rentabilidad electoral, que sume votos aunque derive en desgracias para la población, que tiene como opción la resignación, el enojo y la desesperación. El abuso que se comente no tiene parámetro de comparación ni de justificación.
Sí, son muchos muertos, pero los responsables no son exclusivamente los criminales, responsables directos; gran parte del escenario sangriento se lo debemos a los políticos electoreros, a quienes han hecho de la vocación política politiquería y del servicio público instrumento para ganar elecciones. La pregunta sería ¿Quién es más criminal, el que corrompe a la autoridad para hacer su negocio, el que acepta la prebenda; o la indiferencia de la clase política?
Al gobernante, al adversario, al alcalde o al Presidente de la República hay que tomarle la palabra, cuando pone en la mesa del debate los asuntos más delicados que amenazan a los gobernados. Si el adversario político cumple con el propósito superior de gobernar para ampliar los beneficios a la población es motivo suficiente para sumar voluntades, porque de eso depende el desarrollo del país, de una entidad o municipio. Lamentablemente esa no ha sido la conducta que guíe a nuestros políticos; dicho con pesar, lejos de entenderlos hemos tenido que padecerlos. Han llevado a este país al despeñadero, a profundizar en sus desequilibrios y a incrementar la brecha de la pobreza y la desigualdad.
Si los miles de homicidios significan algo, al menos debe darles vergüenza. Su incapacidad, pero sobre todo su egoísmo y ambición de poder han provocado este derramamiento de sangre que ofende la unión nacional e incrementa el descrédito de las instituciones. Ya han muerto ciudadanos que han luchado por la defensa de los derechos humanos, activistas que han reclamado justicia ante la indiferencia de la autoridad. Y, no ha sido suficiente. Este año lo iniciamos con 55 asesinatos en diez días. En Acapulco se vivieron escenas de horror con los decapitados que aparecieron en la vía pública. Sin embargo, ninguno de los candidatos paró su campaña para pedir al menos disculpas y asumir como responsabilidad ineludible y básica que es garantizar seguridad a la población. Lo importante es ganar la elección como sea y al precio que sea y luego vemos. Lejos, muy lejos, está el compromiso cívico, cultural y democrático que sensibilizara a los candidatos a hacer un alto en el camino, para dar esperanza a los guerrerenses de que las cosas pueden cambiar.
Fuimos testigos del asesinato de una madre que pedía castigo para el hombre que mato a su hija, a quien los jueces dejaron en libertad. Hecho que despertó la indignación nacional. Ya han muerto tres presidentes municipales más, uno de Coahuila, otro de Oaxaca y uno más en Morelos. Nos enteramos de la quema de 37 viviendas en la comunidad de Tierras Coloradas, del municipio de El Mezquital en Durango por un grupo de delincuentes fuertemente armados, que provocó la huida de los pobladores a la sierra por temor a ser asesinados. ¡Que más tiene que pasar para que los partidos dejen la politiquería y asuman su responsabilidad social!
Lamentablemente, los medios de comunicación también tienen partido y candidatos. A través del cuadro, la pluma o la radio se difunden opiniones que destacan por su parcialidad, por su falta de objetividad. Todo gobierno, del nivel que sea, puede estar equivocado, puede incurrir en errores, pero no ser exclusivamente el responsable. Más en el tema del combate al crimen organizado. Los estados, municipios y el Poder Ejecutivo de la Nación son gobernados por partidos políticos distintos; la Cámara de Diputados y la de Senadores tienen una composición plural. Más aún, las acciones de gobierno son materia concurrente; entonces no debe privilegiarse el señalamiento particular y mucho menos individualizar la responsabilidad de una acción como la lucha contra el crimen organizado.
Si hay acciones que corregir, adelante que se hagan públicas y se corrijan. Pero seguir en la dinámica del desgaste hacia el gobernante en turno solo nos ata al pasado, al subdesarrollo y es la traición más evidente a la esperanza que hemos depositado en la democracia y a quienes lucharon por ella, a costa de su propia vida. Hay cínicos que dicen que falta poco para que esto se acabe y que el pacto con criminales se acerca para pacificar a México. Esas expresiones nos deben indignar y decirles a sus voceros de la tranza que están equivocados.
En un acto de transparencia y valor cívico, el Gobierno Federal ha dado a conocer las cifras de los homicidios producto de la violencia generada por el enfrentamiento entre grupos de criminales, de los traficantes de droga que lavan dinero con empresas legalmente constituidas, de mafiosos que se vinculan con políticos, de dinero ilegal que se incorpora a la economía formal. La crítica ha sido dura, de desgaste a la acción del gobierno como si el propósito fuera infringir el mayor daño en el ánimo de la población, para que gane el partido o el candidato con el que se tiene compromiso. Por más válida que sea esta decisión no es una alternativa para que salga adelante México.
Bienvenida la crítica al Jefe del Ejecutivo, bienvenidos los señalamientos a la estrategia de lucha a la delincuencia organizada; sin embargo, sería altamente positivo que está crítica se ampliara a los gobernadores, a los presidentes municipales y a los funcionarios que han dejado de cumplir su responsabilidad, al nivel que lo requiere la complejidad del problema. Tratemos de coincidir en que la tarea del gobierno en materia de seguridad pública es concurrente y eso implica que cada nivel de autoridad haga lo que le corresponde hacer.
¡Felicidades a Reporte Mexiquense! No es un año más, es un año de hacer mejor las cosas; de superar las metas y no dejar de crecer. Gracias por permitirme expresar mis puntos de vista y de compartir la crítica sincera con quienes se toman la molestia de leer lo que con mucho cariño nos dan la oportunidad de escribir.
*Ex Presidente Consejero del Instituto Electoral del Estado de México.