La sombra que siempre me persigue y las manos sabias que curan el alma y las anginas
Durmiendo la mona en un trance donde dejaba fluir la esquizofrenia que traía en el pecho que no lo deja tranquilo, que lo hacía hacer lo que no quería, o más bien hacia lo que su instinto lo empujaba, después de una noche torrencial y delirante ahí resollaba en las jardineras del templo de la…