Los azotes de la Barby o no hay peor charanda que la que no se paladeya
¡¿Quién vive?! Grito una voz que sonaba hueca, como si estuviera en el vacío, al igual que la oquedad que sentía el Tenoch en su corazón, sentía su cuerpo lacio, derritiéndose del miedo, de encontrarse en aquella habitación, después de soñar de manera tan real con aquellos nosferatus chupamorongas, no era para menos, miro alrededor…










